El color maldito
Te enseñan tarjeta roja y te vas a la calle, te encuentras el semáforo en rojo y debes esperar, la sangre, el atardecer... De todos los tintes policromados, Dios o la Naturaleza pintó la sangre así, esa que a la vez se nos escapa en nuestro postrero y seguro último suspiro. Aún siendo menos radical que el blanco o el negro le vemos sin darnos cuenta de ello, pero huímos de el. Siendo paisano del tomate o del interior de la sandía, tan provechosos esos frutos para la salud. Sin embargo como consuelo, si va uno al cementerio hay muy pocas, por no decir ninguna lápida roja, quizás sea porque esa letras identificativas son de las pocas que no entran en un fuego consumido por el olvido a corto plazo con nuestros conciudadanos terrenales. Como ven en este blog, quizás seamos ignorantes en muchas inteligencias, pero nos movemos cómo pez en el agua en el titulo relacionado del blog: EL FUNERAL DEL SILENCIO. Atte. Paco Martín. |