Saturday, May 27, 2006

A la contra

Pudimos hacerlo de otra manera y no fue así. En vez de madrugar para ir al trabajo, se nos dio la posibilidad de entrar en las fábricas, en las oficinas o en los hospitales a la misma hora del cine, el museo o la siesta pero nos empeñamos en torturarnos a nosotros mismos. Inventamos el agua antes del vaso, los pies a los zapatos, la hierba artificial a la tierra y tarde nos arrepentimos. Creíamos ir por delante cuando realmente seremos para siempre el coche escoba. Demarró la enfermedad cuando siquiera teniamos idea de los ansioloticos, empezamos demasiado jovénes a suicidarnos. Total para nada, un pellizco en el tiempo, sin aroma, mascotas y chicles con adherencia. El quejido de la sombra no nos salvará de los despropósitos y lo peor es no haber hecho desaparecer el orgullo. Dicen que tan sólo nos callamos, puede ser cierto, cuando nos invitan al FUNERAL DEL SILENCIO. Atte. Paco Martín.

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