Tuesday, June 13, 2006

Su lesa majestad

Una lágrima clavé en el pómulo de la luna y no me miraste siquiera para condenarme. Hay un planeta en el Univero en el cuál por estar contento te llevan a un manicomio y por estar triste hacen lo mismo. Cabalgo en el sudor de las estrellas, sin manos ando en la arena, sin pies agarro la incomprensión. Lejos de mi las esperanzas de las revoluciones, vivo en el acatamiento y duermo en camas de colmillos. Imploro perdon en la libertad de no asumir los defectos de los amos, como en plato de cadenas, cada vez creo en menos, cada mañana es un logro, cada atardecer un desasosiego. No te confundas olvidarte seria traicionarte, por eso te soy fiel sabiendo la imposibilidad de poseerte nunca. Mi refugio es la imagen de decirte en su momento lo que no me atreví. Acudo a ese instante para torturarme pero también como alivio de imaginar la historia desde ahí de otra manera. Y cada noche, una detrá de otra lo mismo, metido entre décadas, y cada noche y cada dia como no podía ser de otra manera: EL FUNERAL DEL SILENCIO. Atte. Paco Martín.

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