Monday, July 03, 2006

Llorar, y al final una lágrima

Nos podemos ir del mundo, sin haber hecho un montón de varias cosas, pero es ineludible en algún momento tener una cita con el agua triste. A veces se nos quedan en el trayecto motivos sutiles, pero aunque sea por echar fuera lo que no nos cabe dentro es una razón apabullante. En la historia quedó el tópico de no ser hombres al realizarlo. Una vez superada tanta traicionera tradición engrandence en directo a quién la porta en la mejilla. No es siquiera por quienes se van, sino por los correligionarios de acá compañía y a latente soledad. Ni por la sangre desparramada, ni por el golpe, ni por el susto o la frustración, es algo ignorado donde se esconde y bello, trascendentalmente bello cuando somos testigos y no comparsa. Para concluir no es mas hermoso si se mezcla con la risa, a mitad antes de llegar a la carcajada. He visto tantas lágrimas y tan delgados pañuelos y pienso ha llegado la hora de no salirnos de la verdad y aplastar la hipocresia. Vamos como en EL FUNERAL DEL SILENCIO. Atte. Paco Martín.

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