Thursday, August 19, 2010

Prohibido retirarse

-Puerta de entrada...

Nunca olvidaré aquella mañana y no debería mi arrogancia o quizás el murmullo dónde que me habita dentro recordarla. El hielo reventaba el sudor, las pisadas eran goma dos para la gravedad. Llegaron pero olvidaron en la galaxia aparte el mundo por donde en directo iban. Desecharon dar buenos días, quizás porque todos el agosto de los jueves eran iguales. Los conocía desde mi niñez. Compartimos el retrato del Caudillo y del "ausente", al lado de aquellos pupitres incómodos. Pero en el fondo no subieron nada más que al incomodo traje con corbata y camisa blanca. Ascender sin méritos es el camino mas recto de ir con ambición, y volver a la ruda realidad. Dicen que lo que nunca se cura de la imaginación, es el demérito de volver a una cruda realidad y su consciencia. No es que el que olvida se quede sordo, es que algunos están tan sordos que se olvida de que tiene oídos.

-Mirar para otro lado...

Llegará un día en que nadie sea más que nadie. Que no exista el no parecerse, y tengamos la misma identidad y matrícula. Que todos tengamos una parcela del mismo tamaño dentro de La Civilización. Llegará un día o una noche en que cada uno será lo que es. Y será sin que nadie o algo te obligue a dudar lo que no eres. Y por muchas prebendas, muchos privilegios, muchas normas todo será derruido. Los desajustes desparecerán y las montañas será enclaves de la orografía que harán posible atalayas para ver el cielo más azul, y más temprano el amanecer o mas tarde el anochecer.

-El portazo...

Ella vendrá vestida invisible. Pero habrá que bañarla en sangre y echarle gel con barricadas. Será el fruto de un árbol de manjares al que sus frutos no llegan la mayoría. Será la temida y añorada última reivindicación necesaria. Sus historiadores la juzgarán como mal de unos pocos, y bien de tantos en tanto tiempo.

Me he dormido encima del preludio. Pensando en las mil con mil diez lluvias de un desencanto desencantado. Campanadas de alegría interior pues existe la posibilidad de no volver. Cuándo nadie te espera no vas, algunos hasta van. Cuando alguien te espera vas, algunos hasta no van. Pero si quieres esperar al final irás, aunque no tengas la poca de voluntad necesaria para prometerte a ti mismo no ir.

Y así musitando campos de botellas de agua de papel en blanco con negros en su tinta. Al despertar los tímpanos se fueron de escalada con la sangre. Había agua profunda en el poso de los calcetines. Y a su lado... una rosa teñida de rojo con los rojos con erre cerrados.j

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