El funeral del silencio

La tierra se queda sin agua, de tanto beber la hemos secado. Llegará un dia que tengamos que ducharnos a salivazos. Nunca como raza el administrar ha sido nuestro fuerte. Los bancos y las cajas de ahorro hacen el número y los convierten en rojos. Las nubes apenas destiñen el fondo azul, sudamos como nunca sin hacer nada, y visto la experiencia mejor quedarnos quietos por el bien de todos. Las multinacionales se frotan las manos, cuando se extinga el hache dos "o" venderán mas refrescos que nunca. Y el cúlmen será la desaparición de un empleo tan necesario como desagradable: los fontaneros. Como consuelo no lo verán mis ojos aunque avance la oftalmologia. No es buen sitio poner en mi rostro roido por gusanos unas gafas. Para entonces y quizás sea lo lógico, será historia EL FUNERAL DEL SILENCIO. Atte. Paco Martín.

Creo en la cruz, creo que Cristo era de izquierdas y su iglesia actual es de derechas, me siento en la fe en la cual me educaron y he visto su tergiversación. Cuándo el actual Papa se hace la pregunta con la que encabezo el titulo, me digo a mi mismo no fue El, fue su representante máximo en aquél momento el mudo. Todos sabian de las andanzas de un loco apocalíptico. Pero no bastaban sus atrocidades para bombardear los campos de exterminio y asi amortiguar el Holocausto. Todas la generaciones venideras culparán al Führer y sus cómplices en mayor o menor medida . Se equivoca Benedicto XVI, estaban todos en el mismo cesto y tan podridos como la primera manzana. Una forma de llegar tarde una vez mas, el problema no es el silencio, es que viendo el presente todavia persiste el gesto. Una lección no aprendida, para pasar por alto EL FUNERAL DEL SILENCIO. Atte. Paco Martín.

Pudimos hacerlo de otra manera y no fue así. En vez de madrugar para ir al trabajo, se nos dio la posibilidad de entrar en las fábricas, en las oficinas o en los hospitales a la misma hora del cine, el museo o la siesta pero nos empeñamos en torturarnos a nosotros mismos. Inventamos el agua antes del vaso, los pies a los zapatos, la hierba artificial a la tierra y tarde nos arrepentimos. Creíamos ir por delante cuando realmente seremos para siempre el coche escoba. Demarró la enfermedad cuando siquiera teniamos idea de los ansioloticos, empezamos demasiado jovénes a suicidarnos. Total para nada, un pellizco en el tiempo, sin aroma, mascotas y chicles con adherencia. El quejido de la sombra no nos salvará de los despropósitos y lo peor es no haber hecho desaparecer el orgullo. Dicen que tan sólo nos callamos, puede ser cierto, cuando nos invitan al FUNERAL DEL SILENCIO. Atte. Paco Martín.

Cuando se acaba de construir una autopista, un Empire State, una montañana o un océano se arma un fiesta, acuden las fotografías, un montón de gente que sale de no sabe donde para comer por el precio del morro, y en la cúspide un alto rango. Entre aplausos, homilias desafortundas y poco sudor se da el visto bueno. Mientras los que han currado de lleno las entrañas de la obra se les margina mientras se encaminan a empezar en otro sitio. Me rebelo ante este protocolo lo veo injusto, un premio al que menos se le merece y un reconocimiento a quién no ha dado un palo al agua. Cuando sea mayo, si no lo soy suficientemente ya cambiaré esa regla, hay muchas normas corrompidas como esta por derretir. No es de recibo en la justicia que den una pistola, una botella o unas tijeras a quién menos se lo merece pero mucho menos que malversen los derechos de autor. El otro dia asistí aterrorizado a este tipo de ceremonia con el Mar Muerto, desprendian un olor de fango los presentes mucho mas decafeinado que EL FUNERAL DEL SILENCIO. Atte. Paco Martín.